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Prohibir los móviles en las aulas. Un mal enfoque.

Uno de los símbolos que más representan la libertad es una ventana abierta. Si estás en un aula y miras por una ventana, aunque esté cerrada, se considera un acto de desafecto al profesorado, indiferencia por la asignatura y desinterés en el propio proceso de aprendizaje. La impresión que tendrá el profesorado es que el alumno quiere escaparse a través de la ventana.
Si todo esto ocurre al mirar por la ventana, imagínense lo que supone mirar al móvil y ya no digamos nada, si se osa interactuar con él.

Esta circunstancia ha llevado a centros escolares, regiones e incluso países a prohibir o plantearse prohibir llevar el móvil a las aulas. Si alguien lo lleva se le requisaría como si de un arma se tratase, en este caso un arma que atenta contra el aprendizaje.
Es cierto que si alguien ve al alumnado utilizar un móvil en un aula, mientras el profesorado está explicando la lección, pensará que está a otra cosa, que se querrá escapar de la clase, al menos, de forma virtual. Lo mismo ocurre cuando vemos a un grupo de jóvenes sentados en una mesa tomando un aperitivo y todos están utilizando el móvil en lugar de charlar con las personas que están al lado. Pensamos que están a otra cosa, incluso pensamos que para qué están tomando un aperitivo en lugar de estar en su casa.

En ambas situaciones, en el aula y tomando el aperitivo se está haciendo un mal uso del móvil y desaprovechando el momento.  Sin embargo, también se puede utilizar el móvil para enriquecer el momento. Por ejemplo, para hacer partícipe a ese amigo que está a miles de kilómetros del disfrute del aperitivo.  

A mi alumnado les suelo decir que es obligatorio llevar el móvil a clase. Lo utilizamos para buscar contenidos que hacen falta para hacer una actividad, para gestionar las dudas y respuestas a través de una red social, para intercambiarnos en tiempo real contenidos (por ejemplo un alumno puede compartir la solución de un ejercicio y entre todos lo revisamos y corregimos). Incluso lo utilizo para que si dos alumnos tienen ganas de hablar entre ellos, lo hagan a través del Whatshap y así al menos no nos molestan al resto de la clase.

Un móvil es una ventana a través de la cual se puede salir porque no interesa lo que está contando el profesor, pero también es una ventana a través de la cual puede entrar un sinfín de recursos para que el alumnado se interese por lo que está contando el profesor.

La solución no es prohibir el móvil, sino enseñar a utilizarlo para que el alumno tenga afecto al profesorado, pasión por la asignatura e interés en el proceso de aprendizaje.

Fuente: https://innovacioneducativa.wordpress.com/2018/09/28/prohibir-los-moviles-en-las-aulas-un-mal-enfoque/

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